Hace ya muchos años, cuando trabajaba de técnico de mantenimiento en una planta maquiladora, aquí en la ciudad de Chihuahua, un ingeniero gerente de mantenimiento, cuestionaba tajante y molesto a algunos ingenieros, el por qué estaban invirtiendo tanto tiempo extra a los proyectos y aun así no terminaban con lo que se habían comprometido, les decía:

“…si se quedan mucho tiempo extra, significa que:

  1. Tienes mucho trabajo…?
  2. No puedes…?
  3. No planeaste…?
  4. O las tres…?

 A lo que los ingenieros no supieron qué responder…”

 

Saco a relucir esta anécdota, porque contrario a esta, días atrás me llamó la atención el comentario atinado, a mi ver, que hizo un ingeniero en la plataforma Linkedin, donde mencionó: “No entiendo porque si cumples con el horario de oficina y tus objetivos te vean mal si sales a tu hora de trabajo. Y peor aún, te hagan comentarios de “ay ya viste, nomás da la hora y se va”. Pues sí, no me pagan horas extras y tengo una vida más allá del trabajo.”

El quedarse o no tiempo extra depende mucho de lo que se esté viviendo en ese momento, y de las necesidades tanto de la empresa (trabajadores, clientes, proveedores, procesos, recursos), como de las familias de sus trabajadores, de ellos mismos, en su barrio, en su comunidad, etc.

Ahora bien, quien se queda tiempo extra no significa que con ello demuestra que está cumpliendo con el trabajo y se pone la camiseta como tal, aunque no lo haya terminado durante el turno; al contrario, el quedarse tiempo extra, conlleva una responsabilidad y una ética profesional que permite cumplir con los compromisos adquiridos, eleva la confianza, el trabajo colaborativo y en equipo, pero que, a niveles de presión y estrés en exceso, van limitando poco a poco la capacidad física de las personas; y no quiere decir que pase lo mismo con sus competencias profesionales.

Es, en este punto, cuando el tiempo extra se vuelve tóxico, ya sea por una mala o nula planeación y una falta de coordinación y comunicación efectiva entre los departamentos y procesos, incluso con los clientes; esto provoca retrasos en la entrega de los productos y conflictos interpersonales que llegan a afectar la calidad, eficiencia y productividad de la compañía, aunado a cuestiones administrativas que dejan de cumplirse como la falta de pago, al quitar los bonos, castigos o injustas faltas administrativas, entre otros, que, por supuesto, van afectar la vida familiar, personal y laboral del trabajador, ya ni se diga de su propia salud, sólo por no querer quedarse más tiempo. Cumplió con su horario habitual, pero hay que recordar que, allá afuera hay una vida también; no todo es trabajo, familia, esparcimiento u ocio, hay que balancear la vida, la cual, lo incluye todo, una real Calidad de Vida.

Para ello, es indispensable ejercer Liderazgos Transformacionales en la organización, en la empresa, donde lo más importante son las personas, su felicidad y bienestar antes que, incluso, el propio cliente.  Pero también es responsabilidad de los trabajadores de todos los niveles. Es decir, hace falta que las empresas humanicen dentro de sus procesos para transformarse y transformar vidas. El cliente lo verá en los productos y servicios y en la atención que le ofrecen y cómo se lo ofrecen. Así es esto.

También, y más importante lo es la Planeación Estratégica de las tareas, actividades y/o proyectos, la cual, conlleva que los procesos se realicen de acuerdo a un calendario y cronograma establecido; aun cuando se presentan las famosas “urgencias”, hay que tener a la mano siempre el plan A o B. Adquirir hábitos como organizar, priorizar, delegar, enfocar objetivos trascendentes, entre otros, ya que son parte importante en la administración del tiempo.

La Comunicación es primordial, porque de ahí depende que cada uno de los trabajadores entienda el alcance de los compromisos que adquirió la empresa con el cliente, y el de sus propios compromisos y responsabilidades. En este punto, es importante resaltar la comunicación empresa-clientes-empresa-trabajadores, ya que de esta primera relación, se tomarán en cuenta los compromisos adquiridos para entregar un producto de excelente calidad, en tiempo y forma.

Los recursos con que cuenta la empresa: Humano, Materiales (materias primas, herramientas, maquinaria, etc.), Financieros y Tecnológicos, son imprescindibles para cumplir con los objetivos y las metas de la empresa. “Tener a la mano” todos estos recursos junto a una Gestión Estratégica bien definida (visión, visión, valores, metas y objetivos), permite procesar puntualmente los productos y servicios y evitará las famosas “carreras” ó “apagafuegos” (re-trabajos, quejas de cliente, mala calidad, retrasos, impuntualidad, etc.), un estilo de vida tóxico, que dan una mala imagen a la empresa y ésta a su vez hacia sus clientes.

Esa Gestión Estratégica crea condiciones propicias para tener un agradable Clima Laboral, el cual, aparte de un adecuado espacio físico y ergonómico, permite que los trabajadores se “sientan en casa”, eleva la confianza, el respeto y crecimiento, junto a una transformación espiritual, personal y laboral. La regla de los 5 minutos en jornadas largas y extenuantes ayuda a mejorar la concentración y por supuesto que incrementa la productividad.

Para estos y demás aspectos que ya comenté, el Liderazgo Transformacional propicia el crecimiento de las empresas y el de las personas, y un buen líder es un guía que inspira, aconseja, visiona, anticipa, comparte y propicia los éxitos, pero también acepta los errores y aprende de los fracasos; y así como conoce los procesos, conoce y defiende a las personas, porque la empatía es un rasgo característico de él o ella, y sabe cuándo hay que poner un alto a las malas prácticas, aun cuando la toma decisiones pone en riesgo y “penda de un hilo” su puesto de trabajo. Además, cuando el líder delega tareas, también maximiza la productividad y le da seguridad, confianza y flexibilidad al equipo para afrontar nuevos retos y obligaciones.

Ahora bien, al tomar en cuenta los anteriores consejos y otros que sugeriré posteriormente, podremos crear las condiciones propicias y “normales”, en las que no debería existir el tiempo extra, pero en caso que lo hubiere, este sería sólo por necesidades propias de la empresa: aumento de la producción, pedidos urgentes, nuevos clientes, hasta alguna queja de cliente que se tendrá que atender urgentemente, entre otros; situaciones que pueden controlarse adecuadamente, siempre y cuando no superen la capacidad operativa de la empresa. De ahí a las demás malas prácticas, se tomarán acciones que disminuyan o anulen el tiempo extra.

En lo personal, no estoy en contra del tiempo extra, al contrario, ayuda a la economía familiar, cubre necesidades básicas y personales, hay crecimiento de la compañía y de sus trabajadores, aumentando así las “promociones laborales”, como aumentos de sueldos, nuevos puestos de trabajo, clientes, mercados, etc., y se fortalecen la pertenencia y el compromiso para el cumplimiento de los objetivos y las metas de la empresa.

Pero creo que el tiempo extra (mal planeado, injustificado, excesivo y tóxico) debe de desaparecer; considero que la Gestión del tiempo en el trabajo, dependerá más de la aplicación de buenas prácticas a los procesos, mejora continua y una planeación estratégica balanceada, que propicie también buenas relaciones interpersonales y laborales.

El compromiso y la responsabilidad, así como los demás valores, ya están intrínsecos en nuestra Competencia y Ética Profesional, y son la Carta de Presentación, la Marca Personal, el Talento y la Creatividad que ofrecemos a nuestros clientes internos y externos; por ende, llega ese extra que le ponemos a nuestro trabajo, con mucha pasión y de corazón.

 

“Invito también a las empresas, a los empresarios, gerentes, supervisores, a todos los trabajadores, para que hagamos de esto una retrospección, introspección y prospección de nuestra Gestión del tiempo…”

 

Luis Carlos Cazares Aguirre

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